Cómo renovar mi carnet de conducir español en Austria

Como casi todo en esta vida, también los carnets de conducir tienen una fecha de caducidad. ¿Y qué pasa si me pilla en Austria, y yo me saqué el carnet en España? ¿Tengo que volver a España para renovarlo, como ocurre con el DNI? ¿Tengo que ir a la Embajada en Viena? Ninguna de esas opciones es correcta…

O, al menos, ya no, porque por lo que yo tengo entendido, hace unos años sí había que desplazarse hasta la Embajada. Ahora, por suerte (o por desgracia, según se mire) ya no es necesario. Todo lo que hay que hacer es seguir estos pasos:

  1. Contactar con la Landespolizeidirektion (= sede de la policía estatal) de nuestra zona, en primer lugar, para informarse sobre si se necesita una cita para acudir o no, especialmente en estos tiempos de pandemia. Para quienes vivimos en Salzburgo y sus alrededores, la sede que nos corresponde es la que se encuentra en la Alpenstraße 90, en un edificio blanco. Cuando yo llamé me dijeron que podía acudir sin cita y que necesitaba:
  2. Llevar consigo fotografías de tamaño carnet (a mí solamente me hizo falta presentar una, aunque llevé cuatro, por si acaso), el carnet que va a caducar / ya ha caducado y 50€ para pagar las tasas de expedición (el precio exacto fueron 49,50).
  3. Una vez allí, la trabajadora situada detrás del mostrador me preguntó cuánto tiempo llevo viviendo en Austria y cuánto tiempo tengo pensado quedarme aquí – imagino que, si uno se vuelve a vivir a España un mes después, lo más probable es que le digan que espere y tramite la renovación a su vuelta. Como mi respuesta le resultó satisfactoria, me dio un formulario que tuve que rellenar indicando, entre otras cosas, mis datos personales, el motivo por el que solicitaba un nuevo carnet de conducir (incido en lo de NUEVO, no se trata de una renovación ya que no me pueden dar otro carnet español si no estoy en España, sino que hay que solicitar otro porque el que se posee caduca), y por qué medio deseaba que me llegara (si iba yo personalmente a recogerlo o prefería que me fuera enviado por correo).
  4. A continuación, me hizo esperar unos breves minutos hasta que hizo una «comprobación con España» (palabras textuales) y, al finalizar, se quedó mi carnet (que ya estaba a punto de caducar) y me entregó a cambio una hoja en la que aparecen mis datos personales y en la que se indica que puedo circular con la misma porque estoy a la espera de que me expidan el nuevo carnet (por si acaso me lo pidieran en algún control y, evidentemente, no lo llevara conmigo).

Como yo solicité que me lo enviaran a casa por correo, me indicó que suele tardar aproximadamente una semana en llegar y que, si no es así, se debe contactar con ellos de nuevo. Y ¡oh, sorpresa! Yo realicé todo este trámite el viernes de la semana pasada casi a mediodía, y este mismo martes a primera hora de la mañana ya tenía el carnet en mi buzón. Un carnet (como habréis podido averiguar) austriaco, no español. Eficacia austriaca. O que no tienen muchas solicitudes a las que atender últimamente. Aunque también podría haberme pasado como a una conocida, que tuvo que esperar (no sé por qué) un mes a que le llegara, y sólo lo recibió después de ponerse ella en contacto con la policía.

En cualquier caso, lo que quiero decir con esto es que se trata de un trámite relativamente rápido de llevar a cabo, indoloro (salvo por los 50€, tal vez) y se aprende algo nuevo sobre la burocracia de este país.

Para quien quiera indagar un poco más sobre este asunto, aquí os dejo un par de links:

Vamos de paseo en un coche viejo

En el mes de septiembre nos buscamos un nuevo espacio chiquitín para vivir algo más grande del que teníamos antes, entre otras razones porque Monete venía de camino y había que meter sus cosas en alguna parte. La casa en sí es estupenda, pero tiene un pequeño inconveniente:

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Historia en directo: el Nido del Águila de Hitler (Kehlsteinhaus)

Hace unos años os conté que existe un lugar antiguamente utilizado por Hitler y otras cabezas pensantes del partido alemán que a día de hoy se puede visitar (ya reconstruido y rehabilitado) y desde el que también hay acceso a uno de los bunkers de la época. A este lugar se le conoce como Dokumentationszentrum Obersalzberg, y yo lo recomiendo y procuro enseñarlo cuando viene alguien de visita porque me parece una manera muy fácil de acercarse a la historia reciente de esta parte del mundo. Si queréis leer la entrada que escribí cuando lo visité por primera vez, actualizada con fotos más recientes, podéis abrir este enlace.

Junto a este lugar existe otro que, por lo que he podido comprobar, resulta más atractivo para los turistas. Se le llama «el Nido del Águila» (denominación que le otorgó, al parecer, un diplomático francés aún en época nazi), Eagle’s Nest en inglés o, en su formato más conocido por aquí, Kehlsteinhaus (más bien algo así como casa de la garganta de piedra, que en realidad no es más que el nombre de la montaña sobre la que se levanta la casita). Para aquellos que no lo conozcan o que quieran repetir la visita, a continuación os acompaño hasta allí: Sigue leyendo

Las carreteras germanas

Y cuando digo germanas me refiero, en esta única ocasión, tanto a las alemanas como a las austriacas. Porque ambas tienen sus características comunes, pero también algunas particularidades de las que me gustaría hablar hoy. Sigue leyendo

La Salzburg Card: qué es y para qué sirve

El verano ya llegó, aunque por esta parte del mundo no lo parezca, y con él las vacaciones y las escapadas de unos pocos días. Hace ya algún tiempo os recomendé cosas que se pueden hacer y ver en Salzburgo y sus alrededores durante varios días, y hoy quiero complementar esas recomendaciones con explicaciones sobre la Salzburg Card.
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La excursión del mes. Julio de 2017

El otro día por fin se produjo aquello que yo llevaba tanto tiempo esperando: alguien me cedió el asiento en un autobús lleno de gente. No es que me preocupe si lo hacen o no, pero después de un día entero de pie en el trabajo, se agradece que un alma caritativa se apiade de mi creciente barriga y me permita reposarla durante unos cuantos minutos. Además, estoy rellenando un álbum con fotos y cosas del embarazo y una de las páginas se titula «En esta época ya me ceden el asiento en todas partes». Os tengo que confesar que, secretamente, estaba deseando poder rellenarla y relatar cómo fue la experiencia.

Por desgracia, esa espera tendrá que alargarse un poco más. Porque la historia de la primera vez que alguien le cedió el asiento a mi barriga en el transporte no es del todo cierta… Sigue leyendo

La excursión del mes. Junio de 2017

Un viaje en coche desde Salzburgo hasta Viena tiene una duración de unas tres horas. El viaje en sí, siendo copiloto, no se hace excesivamente largo. Lo malo es que lo único que se puede ver por la ventanilla son árboles, más árboles y algún que otro cartel que indica la ciudad más cercana a la próxima salida de la autopista.

A lo largo de una semana estuve emocionándome con la idea de ir a Viena por tercera vez. El motivo de la visita iba a ser, esta vez, renovar por fin mi pasaporte, que había caducado en el mes de febrero y que por pura pereza llevaba aún de esa guisa en el bolso. Diré que esa pereza se debe a esas tres horas de camino (sólo de ida) que necesito para ir desde aquí hasta la embajada española en Viena…

Bien, en cualquier caso, un día me animé, recorrimos esa distancia y allí me planté Sigue leyendo

La excursión del mes. Mayo de 2017

Un día de mayo el Cocinero alemán y yo nos levantamos, como cada mañana. Desayunamos. Vimos un rato la tele. Y, de repente, sin anestesia ni nada, me dijo: hoy vamos a ver a mis padres y tú conduces.

¿¿¿¿¿QUÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉÉ????? ¿Que yo… qué?

A mí así no, hombre. Esto se avisa. A ser posible con semanas de antelación, que yo me lo apunte en la agenda. Que en mi estado no puedo tomar medicamentos y yo sin tomarme una pastilla no soy capaz de conducir, los nervios me pueden.

La última vez que conduje un coche fue el 5 de marzo de 2016, y aquel día, sin valeriana, no salió la cosa como yo me imaginaba, por lo que mi subconsciente me tenía prohibido volver a sentarme delante de un volante. Y menos ahora que el coche tiene seis meses de vida.

La historia de ese día de mayo de conducción impuesta, no obstante, transcurrió así: Sigue leyendo