Viajes por carretera

Piensa en el viaje por carretera que más te ha marcado.

Cuando aún vivía en España, me desplazaba casi siempre en transporte público. Madrid está muy bien comunicado, así que sólo iba en coche cuando íbamos al cine, a algún centro comercial o alguna que otra vez de vacaciones.

Hoy, más que pensar en el único viaje por carretera que más me ha marcado, quiero destacar varios:

El viaje más largo.

En la Semana Santa del año 2014 encontré una maravillosa oferta y me fui en autobús hasta Barcelona para ver por primera vez en persona a una amiga a la que tan sólo conocía por carta. Recuerdo que me costó muy poco dinero, pero lo que yo no sabía es lo largo que sería aquel viaje; al menos el de ida lo recuerdo como eterno, casi ocho horas si mi memoria no me falla, aunque también es posible que los nervios añadieran más tiempo a aquel camino…

El otro de esos largos viajes es el que me llevó en el verano de 2016 hasta Berlín… en autobús. Acabo de repasar aquella entrada y ya se me había olvidado la historia de mi compañero de asiento… Tal vez sea culpa suya el que mi cerebro haya archivado aquel viaje en la categoría de «largos», porque en realidad todos los demás que hicimos los veranos anteriores duraron bastante más tiempo.

El viaje más estresante.

No recuerdo haber hablado de esto, pero en otro de esos viajes a Berlín estuvimos a punto de no llegar. Por entonces trabajábamos aún en Hintertux (2014 – 2015) y aquel año se decidió alquilar un mini bus con conductor que salía de Salzburgo con nuestra gente, pasaba por Burghausen a recoger a otro grupo, y desde ahí nos íbamos todos a uno de aquellos torneos de fútbol cerca de Berlín. El caso es que el Cocinero alemán y yo teníamos que llegar hasta no recuerdo dónde en coche… ya de entrada él tuvo que trabajar hasta más tarde de lo normal, por lo que salimos con retraso, y además era de noche e íbamos por una carretera que aún no conocíamos bien y que estaba llena de curvas… y según íbamos llegando al punto de encuentro se nos iba acabando la gasolina y no había ni una sola gasolinera abierta o con autoservicio… Al final recuerdo que llegamos aunque sin una gota de gasolina, así que desde entonces tengo un trauma con este tema y necesito llevar el depósito como mínimo medio lleno…

El viaje más esperado.

Uno de los viajes que más ilusión me hizo llevar a cabo fue hasta Neuschwanstein, ¡el castillo de los puzzles! La verdad es que las fotos que colgué por aquí de aquella visita no le hacen ninguna justicia a lo impresionante que es aquel lugar, pero es una excursión que en cualquier caso me encantó y que espero poder repetir en el futuro.

El otro de los viajes más esperados fue hasta La Coruña a visitar a una amiga de la universidad a la que llevaba algunos siglos sin ver. Aunque no tenga mucho que ver con el tema de este blog, ya os hablé de aquella aventura por aquí, y reconozco que fue uno de los viajes más divertidos que he hecho. En noviembre de 2023 podríamos haber creado la segunda parte de aquella excursión con la excusa de una boda, pero una avería gigante y carísima de nuestro coche nos impidió destinar efectivos en cualquier otra dirección. Esa segunda parte tendrá que esperar también un poco.

El viaje más divertido.

Y por terminar esta lista casi como la empezaba, uno de los viajes más divertidos que recuerdo es el primero de los que realicé a Berlín, en 2013. Mi primera vez con aquella panda de locos, en un autobús para nueve personas lleno de trastos y haciendo paradas casi cada tres cuartos de hora porque uno de ellos no tiene o bien capacidad ninguna en la vejiga o bien demasiado espacio para cervezas. Después de tantos años sigo sin saber muy bien cuál de las dos opciones es la válida.


Si alguien lo ha pensado, la respuesta es sí: todo son viajes anteriores al nacimiento de Monete. Lo cual no significa que no haya hecho ninguno después, ni tampoco que no hayan sido divertidos y especiales. Han sido diferentes. Pero como decía más arriba, hay unos cuantos que me gustaría repetir, ampliar o incluso iniciar, y para ello me gustaría esperar a que ciertas cosas sean más sencillas o, simplemente, a que esta criatura muestre cierto interés por según qué cosas y pueda aguantar un cierto ritmo. Cuando lleguen esos viajes, ya los relataré como se merecen.

Me gustaría visitar…

Nombra un lugar famoso o una ciudad que esté cerca de tu casa y que todavía no hayas visitado.

Si por «cerca de tu casa» se puede entender también un lugar que esté a cinco horas en coche, entonces elijo Venecia. Aunque también confieso tener sentimientos encontrados respecto a esa ciudad: por un lado, me gustaría ser una más de los millones de turistas que la visitan al año, pero por el otro no quiero contribuir a la sobresaturación turística del lugar. Por un lado, me gustaría ver en persona todos los lugares que tantas veces repasábamos en historia del arte o de los que leía y leo en novelas; pero por el otro, tal vez sirva con contemplar dichas fotos en libros o por internet, ya que muchas veces parece que hacemos turismo solamente para tomar fotografías y enseñarle al mundo que nosotros también estuvimos allí, en lugar de disfrutar realmente de la experiencia.

En cualquiera de los casos, para esta clase de viajes me gustaría esperar a que Monete crezca aún un poquito más y las vacaciones sean más que un: mamá me lleva de un lado a otro y ya me he cansado, quiero irme a casa. Y para entonces, mi dilema, tal vez, se habrá inclinado hacia un lado. O no.

Vacaciones con niños en el Europa Park

Si hay alguien que aún no tiene claro a qué dedicar sus próximas vacaciones, permítame ofrecerle mi más sincera y subjetiva opinión sobre el Europa Park.

Justo al lado de la frontera entre Alemania y Francia y no muy lejos de Estrasburgo en dirección sur hay un lugar llamado Rust, en el cual se encuentra el Europa Park (parque Europa), un parque temático ambientado en diversos países y el cual merece mucho la pena visitar, especialmente si se va con niños.

El verano pasado dedicamos unos días de finales de agosto a visitar este parque con una familia de amigos y lo cierto es que merece mucho la pena. Para aprovechar que el viaje en coche desde Salzburgo es bastante largo, decidimos pasar allí tres noches en un hotel que forma parte del parque, al cual sumamos tres entradas diarias al parque en sí, aunque sin incluir el acceso a Rulantica, que es como denominan a la parte acuática. Y la verdad es que fue una lástima, porque el hotel donde nos alojamos disponía de su propia entrada a este apartado, pero aprovechamos que nos hizo buen tiempo y nos centramos en el parque principal.

Como se ve en el plano de abajo, las zonas temáticas del parque están divididas por países:

He de añadir que en el verano de 2022, cuando fuimos nosotros, había una obra al lado de Grecia, ya que, por lo visto, están construyendo Croacia al lado. O a lo mejor ya han terminado. Este parque tiene ese punto a su favor: que por lo visto está en constante actualización y ampliación, de manera que, si se visita después de varios años, siempre se encuentra algo nuevo.

Y lo que a mí me resultó más gracioso es no sólo esa división por países con su correspondiente decoración, sino que en los bares, restaurantes y puestos de comida de cada zona se puede comer más o menos comida típica de esos lugares.

Si no se quiere llevar todo el tiempo el plano del parque en la mano, existe una aplicación para el móvil que incluye información sobre las atracciones, cuánto tiempo de espera hay actualmente antes de entrar a cualquiera de ellas, e incluso existe la posibilidad de recibir notificaciones sobre cuándo comienza el próximo espectáculo al que queramos asistir:

No voy a entretenerme en hablar de montañas rusas y atracciones alucinantes, ya que íbamos con tres niños de entre cuatro y doce años y, por lo tanto, probamos muchas cosas infantiles y no tanto otras atracciones más salvajes, que eran, además, donde había colas más largas. Sí puedo decir, no obstante, que hay de todo y para todos los gustos, y no me refiero sólo a atracciones sino también a los muchos espectáculos que se ofrecen a lo largo de todo el parque y en varios momentos del día.

El parque se puede visitar entre las 9:00 de la mañana y las 18:00 horas. Personalmente creo que con una entrada de sólo un día se puede ver bastante, pero si se quiere ir con calma y repetir en las atracciones, una entrada para dos o tres días es la mejor opción. Con respecto al acceso, sólo puedo decir que se puede llegar bien en coche (está muy bien señalizado) y disponen de un aparcamiento para autocaravanas; si existen buenas conexiones o no en transporte público, no tuvimos la opción ni la necesidad de comprobarlo.

Una cosa muy buena que le veo a este parque es que dispone de dos «líneas» de tren por dentro del mismo, una de ellas transcurre a nivel del suelo y la otra va por encima de muchas atracciones, y cada una de ellas circula en un sentido diferente. Así, si uno se encuentra en una región y no quiere ir andando hasta otro país, o éste se encuentra alejado, o los niños están cansados, se monta en el tren y listo. No hay que pagar aparte, está organizado como si fueran atracciones. Y las paradas tienen una decoración temática muy chula:

Con respecto al alojamiento, me gustaría añadir que nosotros optamos por un hotel del parque porque la decisión de pasar allí unos días fue relativamente espontánea y tardía, y para cuando quisimos hacer la reserva, todos los apartamentos y hostales de los alrededores estaban ya llenos. Y también los hoteles más cercanos al parque; a nosotros nos tocó el Kronasar, que es el que está más alejado:

A pesar de ello, la comunicación entre el parque y sus hoteles está muy bien organizada: disponen de unos autobuses que pasan con bastante frecuencia y conectan todos estos puntos. Con respecto al precio, un hostal o apartamento habría sido bastante más económico, seamos sinceros, pero oye… Para una vez que vamos… Es un esfuerzo que se puede hacer.

En nuestra reserva sólo estaba incluido el alojamiento y el desayuno. Para cenar probamos un par de locales en Rust (una pizzería y un sitio de hamburguesas) y un día cenamos en nuestro hotel. Dentro del mismo había dos restaurantes diferentes y decidimos probar el que tenía el buffet libre. No estuvo mal, aunque cuando yo voy a un sitio de estos pago básicamente por sentarme, ya que ceno muy poco y nunca compensa. El Cocinero alemán se molestó bastante al comprobar que todas las noches se repetían los mismos platos en el buffet y, cuando lo comentó en la recepción le dijeron (atención para quienes duerman en un hotel) que los huéspedes de los hoteles pueden cenar en cualquier restaurante de cualquiera de los hoteles del parque. Pagando, evidentemente, pero está bien saber que se puede ir hasta otro hotel a cenar. Para la próxima ya lo sé, porque me habría gustado ir a uno de los que están ambientados en España a ver qué ofrecen desde la cocina.

Con respecto a las comidas, en cada país del parque tienen comida más o menos temática: pizzas en Italia, crepes en Francia, pescado en Escandinavia… Hay para todos los gustos y también para todos los bolsillos, aunque en líneas generales se paga más que yendo a comer a un restaurante cualquiera al lado de casa.

En cualquiera de los casos, y como decía más arriba, es una inversión que merece la pena hacer; tanto niños como adultos disfrutan por igual y, en nuestro caso, no son unas vacaciones que vayamos a repetir todos los veranos, aunque seguramente volveremos alguna vez.

Por último, añado unas cuantas fotos aleatorias de varias zonas del parque; a lo mejor alguno se anima a hacer una visita cuando las vea:

Como siempre digo, yo sólo puedo hablar de aquello que he visto cuando yo lo he visitado; para más información o para consultar detalles actualizados sobre precios, horarios, etc., lo mejor es visitar la web oficial del parque o contactar directamente con ellos, disponen de un servicio de información muy atento.

Salvo la imagen con el plano del parque, todas las demás fotos incluidas en esta entrada son propias.

Qué hacer con niños en Salzburgo (y alrededores)

Pregunta interesante donde las haya, ya que no siempre se encuentra mucha información al respecto o ésta está incompleta en lo que se refiere a edades, a si el recorrido está adaptado para, por ejemplo, llevar carros o sillas de ruedas, a si hay sitios donde poder comer o comprar algo o si me tengo que llevar una mochila cargada de cosas, etc.

Por eso me he propuesto escribir una entrada (ésta), la única que iré actualizando periódicamente (ya que el resto procuro no tocarlas una vez publicadas) para intentar ayudar a padres que busquen actividades de ocio y tiempo libre que llevar a cabo con sus churumbeles cuando estén en Salzburgo.

De acuerdo, hay webs como TripAdvisor que también están para eso, pero yo también quiero aportar mi granito de arena. Ahí va:

Schloss / Palacio y jardines de Hellbrunn

  • Localización: Fürstenweg 37, 5020 Salzburg.
  • Cómo llegar hasta allí: El autobús número 25 para en una de las esquinas del recinto; o si se accede con vehículo privado, hay varias zonas donde aparcar.
  • Accesos adaptados para carros / sillas de ruedas: SÍ en los jardines y juegos de agua. También hay baños adaptados.
  • Restaurante / cafetería: sí.
  • Edades recomendadas: cualquiera, si bien hay partes que a los niños pueden resultarles más aburridas. Por ejemplo, a Monete, con 2 años y medio, el museo no le interesa demasiado, pero podríamos estar horas paseando por los jardines y viendo los saltos de agua.
  • Más información en el Blog aquí.
  • Más información en la web oficial.

Freizeitpark Ruhpolding (en Baviera, Alemania)

  • Localización: Vorderbrand 7, 83324 Ruhpolding, Alemania.
  • Cómo llegar hasta allí: en coche, siguiendo las indicaciones del navegador (que no voy a repetir aquí, porque si no, no acabo nunca) se tarda algo menos de una hora desde Salzburgo. También se puede llegar en transporte público cogiendo el tren hasta la estación Bahnhof Traunstein; allí hay que hacer transbordo a la vía 1a y continuar con el tren regional hasta Ruhpolding, desde donde se puede continuar andando (según la web son unos 4,5 km) o bien en autobús, con la línea 9532 hasta Freizeitpark. ¡ATENCIÓN! Esta información está sacada directamente de la web del parque, así que no puedo confirmar nada más, ya que yo solo conozco el trayecto en coche.
  • Accesos adaptados para carros / sillas de ruedas: SÍ, si bien el acceso hasta el parque desde el aparcamiento normal implica una cuesta arriba bastante empinada. Hay también, no obstante, otro aparcamiento para minusválidos, que se ahorra esa cuesta.
  • Restaurante / cafetería: sí. Y en los baños hay cambiador de pañales.
  • Edades recomendadas: cualquiera, hay «atracciones» que son para niños más pequeños y otras para más grandes, pero se lo puede pasar bien cualquier miembro de la familia.
  • Más información en la web oficial.

SnowTubing en Faistenau (alrededores de Salzburgo)

  • Localización: Stegleitenstrasse 10, 5324 Faistenau.
  • Cómo llegar hasta allí: La mejor opción es en coche; no se ve cerca ninguna parada de tren y, para averiguar algo más acerca de los autobuses, había que buscar en la región para el día en concreto en que se quiera acudir.
  • Accesos adaptados para carros / sillas de ruedas: no.
  • Restaurante / cafetería: se trata más bien de una cabaña en la que se puede adquirir algo de comer y de beber; si bien en plena pandemia no existe la posibilidad de sentarse, a menos que se haga directamente sobre el suelo (nevado)
  • Edades recomendadas: cualquiera a partir de la cual los niños puedan valerse relativamente bien por sí mismos, es decir: yo no lo veo adecuado para bebés, pero a partir de los dos o tres años (dependiendo del niño, claro está) se puede pasar un buen rato.
  • Más información en su página web.

Ruego me disculpéis si esta lista crece despacio, pero me gustaría incluir sitios que que ya haya visitado personalmente con Monete, o del que alguien con al menos un niño de acompañante me haya dado referencias.

Si alguien cree que a esta (humilde) lista se le puede añadir algo más, le invito a que lo comparta en los comentarios o directamente conmigo a través de cualquiera de los medios de contacto de que disponéis por aquí, y lo incluiré encantada.

Un día en… Chiemsee

Allá en mis años mozos (y quien dice esto dice poco después de aterrizar en Austria) al Cocinero alemán se le ocurrió llevarme a ver uno de los palacios que el rey Luis II de Baviera construyó en su época; uno de esos palacios que no tiene nada que envidiar a mi adorado castillo de los puzles (más conocido por el común de los mortales como Neuschwanstein) y que, al igual que éste, ni llegó a ser construido totalmente ni se llegó a utilizar a largo plazo.

Estoy hablando del Schloss Herrenchiemsee, del que ya os hablé en su momento cuando fui a visitarlo en pleno invierno.

En este caso os quiero ofrecer una imagen distinta: parte de la familia vino hace un tiempo a visitarme por primera vez y, como carecíamos de coche, mi suegro se ofreció muy buenamente a llevarnos a todos al lago Chiemsee para

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Historia en directo: el Nido del Águila de Hitler (Kehlsteinhaus)

Hace unos años os conté que existe un lugar antiguamente utilizado por Hitler y otras cabezas pensantes del partido alemán que a día de hoy se puede visitar (ya reconstruido y rehabilitado) y desde el que también hay acceso a uno de los bunkers de la época. A este lugar se le conoce como Dokumentationszentrum Obersalzberg, y yo lo recomiendo y procuro enseñarlo cuando viene alguien de visita porque me parece una manera muy fácil de acercarse a la historia reciente de esta parte del mundo. Si queréis leer la entrada que escribí cuando lo visité por primera vez, actualizada con fotos más recientes, podéis abrir este enlace.

Junto a este lugar existe otro que, por lo que he podido comprobar, resulta más atractivo para los turistas. Se le llama «el Nido del Águila» (denominación que le otorgó, al parecer, un diplomático francés aún en época nazi), Eagle’s Nest en inglés o, en su formato más conocido por aquí, Kehlsteinhaus (más bien algo así como casa de la garganta de piedra, que en realidad no es más que el nombre de la montaña sobre la que se levanta la casita). Para aquellos que no lo conozcan o que quieran repetir la visita, a continuación os acompaño hasta allí: Sigue leyendo

La Salzburg Card: qué es y para qué sirve

El verano ya llegó, aunque por esta parte del mundo no lo parezca, y con él las vacaciones y las escapadas de unos pocos días. Hace ya algún tiempo os recomendé cosas que se pueden hacer y ver en Salzburgo y sus alrededores durante varios días, y hoy quiero complementar esas recomendaciones con explicaciones sobre la Salzburg Card.
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La excursión del mes. Junio de 2017

Un viaje en coche desde Salzburgo hasta Viena tiene una duración de unas tres horas. El viaje en sí, siendo copiloto, no se hace excesivamente largo. Lo malo es que lo único que se puede ver por la ventanilla son árboles, más árboles y algún que otro cartel que indica la ciudad más cercana a la próxima salida de la autopista.

A lo largo de una semana estuve emocionándome con la idea de ir a Viena por tercera vez. El motivo de la visita iba a ser, esta vez, renovar por fin mi pasaporte, que había caducado en el mes de febrero y que por pura pereza llevaba aún de esa guisa en el bolso. Diré que esa pereza se debe a esas tres horas de camino (sólo de ida) que necesito para ir desde aquí hasta la embajada española en Viena…

Bien, en cualquier caso, un día me animé, recorrimos esa distancia y allí me planté Sigue leyendo