Precaución, amigo conductor

La senda aquí también es peligrosa. Por aquello de las curvas que hay en la carretera que conecta el pueblo con mi barrio. Cuando voy de copiloto voy un poco asustada, pero cuando me toca conducir a mí… eso ya son palabras mayores.

¿Qué? ¿Que por qué he conducido aquí si no tengo coche? Pues muy sencillo.

Érase una vez un Cocinero alemán que, una noche cualquiera, bebió algo de alcohol en el bar de enfrente. Al salir y subirse al coche para volver a casa (él es uno de los pocos que no viven en el hotel) la policía le paró y le hizo un control de alcoholemia. El resultado no lo digo. El máximo permitido, al igual que en España: 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre. Como aquí se toman las cosas bastante más en serio que allí, o esa es la impresión que a mí me da, le han retirado el carnet por más días de los esperados y le obligan a pagar una multa bastante elevada. Pero, como él dice: selbe Schuld (= propia culpa).

La cuestión es que lleva ya mucho tiempo llevándome y trayéndome con su coche cada vez que me hace falta algo, así que lo menos que podía hacer yo ahora es llevarle a él. Por suerte no le importa que conduzca su coche: uno de color rojo, con unos 10 años de antigüedad, cuya marca está representada por cuatro circunferencias secantes.

Mi primera vez con el coche fue por la noche. Nada más sentarme en el asiento, le pedí que me dijera los nombres en alemán de cada uno de los pedales para evitar sustos y poder entenderle cuando me diera instrucciones. Dado que no hay farolas en la carretera y que está llena de curvas, procuré conducir a unos 70 km por hora, a pesar de que el máximo permitido en ese tramo son 80. Tengo que aclarar que no había nadie más, y que yo llevaba alrededor de 2 años sin conducir, lo cual se ha traducido en las siguientes ocasiones en dificultades a la hora de subir las cuestas: el martes se me caló el coche alrededor de 5 veces contadas; incluso me paró la policía para pedirme el carnet, ya que decían que conduzco fatal. Yo no diría que tanto, pero sí es verdad que me pone muy nerviosa el tema de las cuestas y, sobre todo, lo estrechas que son aquí las calles. En posteriores ocasiones no se me ha dado tan mal, pero necesito algo más de soltura con la Kupplung (= embrague).

Por todo ello, los espectadores (en mi caso, el Cocinero alemán) han considerado que no estaría de más dar un par de clases de repaso en la autoescuela, en un coche que tenga más pedales de los necesarios, sólo por si acaso. Y aquí empieza mi nueva aventura: a partir del miércoles que viene vuelvo a la Fahrschule (= autoescuela), cuyo nombre es el de un mamífero con rayas blancas y negras. Y cada vez que lo pienso, no sé si me asusta más conducir (a lo que poco a poco me voy a costumbrando de nuevo) o a no ser capaz de entender al profesor de la autoescuela cuando me vaya indicando lo que tengo que hacer…

6 comentarios en “Precaución, amigo conductor

    • ¡Gracias Marta! Alguien entiende mi pereza / miedo a la hora de tener que coger el coche por esas carreteras… A ver qué tal se me dan mis clases de autoescuela en alemán 🙂

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  1. Barbie dijo:

    Jajaajaajaj !! QUe graciosa María 😉 Yo aún me tengo que sacar el carnet de conducir aqui en España antes de irme a Austria ejeje. Me encanta tu blog Bsitoooos

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    • Je je ¡Mil gracias preciosa! Me alegra que te guste leer cosas sobre algunas de tus posibles futuras aventuras 😉 ¡¡Sácatelo en España si puedes!! ¡¡Aquí es bastante más caro!! 😉

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