En estas navidades, turrón de chocolate (primera parte)

Queridas amigas, queridos amigos y queridas familias. Me llena de orgullo y satisfacción poder decir que la Navidad sigue a su ritmo. Lento, pero sigue. Y digo lento porque, como consecuencia de mezclar las tradiciones navideñas austro/alemanas y las españolas, empezamos con los regalos el día 6 de diciembre (5 por la noche, para ser más exactos) y acabaremos con el jolgorio el 6 de enero. Esto es tan largo como irse a pasar el mes de agosto a Torrevieja, sólo que con mucho más papel de regalo.

Por cierto, hablando de árbol… En mi casa (en España) es tradición poner toda la decoración el día 6 de diciembre mientras se ve el desfile; no porque exista un interés particular, sino porque es lo que se ha hecho siempre. Uno dice: «yo pongo las bolas en el árbol», yo pienso: «qué pereza montar el Belén, que luego hay que barrer todos los restos de nieve artificial del año pasado que caen por todas partes», el otro coloca junto a los camellos los muñecos sorpresa de los huevos de chocolate… Lo típico.

En esta ocasión, la fecha tan señalada se retrasó hasta el 22 de diciembre. Ese día, al volver de trabajar a mediodía, me encontré con esto en mi habitación:

Mi abeto.

Mi abeto.

No es que fuera una enorme sorpresa, dado que yo participé en la compra del árbol (el cual, por cierto, es natural), sino porque lo último que supe de él es que yacía en mi terraza a la intemperie, arropado por una toalla para que no se resfriara.

Junto con el árbol compramos elementos decorativos muy variados: lucecitas, angelitos, estrellitas, bolas de color dorado y de color azul (que dicen mis suegros que no pegan, pero como a la niña se le antojaron bolas de color azul, hubo que comprarle las dichosas bolitas), una especie de clips o enganches para poder colgar las bolas (no viene todo ya de serie, aquí no han llegado a tal avance tecnológico) velitas para el árbol, unas cosas para colocar las velitas sin prenderle fuego a nada, una cosa para rematar la parte superior del árbol que no es una estrella… ¡¡Que no es una estrella!! Yo para esto estoy muy anticuada, y un árbol sin la estrella de oriente no es un árbol… Pero bueno, se acepta cosa indeterminada como animal de compañía.

Sin embargo, no tengo permiso para montar yo el árbol. ¡Para una vez que yo misma había comprado la decoración y tenía mi propio árbol real! Pues nada. El cocinero alemán ha tomado la determinación de no dejarme entrar en mi habitación y aquí me hallo yo, 24 de diciembre, cuatro y media de la tarde, sentada en el restaurante del hotel mientras él me prepara la navidad tal como hacen aquí los padres con los hijos. Las instrucciones son las siguientes:

  1. Mandar a los chiquillos a paseo (literalmente) o a donde sea, con tal de lograr que salgan de casa durante unas horas. El padre suele acompañarles en la aventura, para evitar posibles regresos prematuros.
  2. Montar el árbol. En líneas generales se encarga la madre, pero la versión oficial dice que es el Christkind (aquí no llega Papá Noel) quien llega a cada casa y se entretiene con las bolitas y espumillones.
  3. Colocar los regalos bajo el árbol. El responsable también es el Christkind.
  4. Esperar a que los retoños vuelvan al hogar para mostrarles la maravilla que ha organizado discretamente el Christkind y…
  5. Abrir regalos (paso importante).

Hasta aquí llega la agenda oficial para hoy. Para saber cómo termina la historia, tendréis que esperar a que acabe la noche y yo vuelva a tener acceso libre a mi habitación.

¡FELIZ NAVIDAD DESDE AUSTRIA!

Frohe Weihnachten!

 

Continuará…

4 comentarios en “En estas navidades, turrón de chocolate (primera parte)

  1. PoN dijo:

    Me ha gustado lo de los muñequitos de los huevos de chocolate, pero hay que pensar en modernizarse y empezar a hacer belenes intergalácticos…. EL-BELÉN-2.0

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  2. PiN dijo:

    Sí, la verdad es que este año el belén ha empezado siendo un poco más orgánico y alimenticio, jajaja, con menos chocolate y más verduritas, ahora efectivamente PoN empieza con la era moderna… 😉 Aunque lo que nunca cambiará son las palabras de la señora mayor sabia (¡¡¡¡¡PoN, me cago en la madre que te parió!!!!!)

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    • ¿Señora mayor sabia? Ya verás cuando te lea ja ja ja ja Y será todo lo sabia que tú quieras, pero la era moderna ha llegado a ese belén, todos lo sabemos. Tenemos que renovarlo, está claro.

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